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Sacerdote católico oriental con su familia |
Sacerdotes
casados
La dirigencia de la
Iglesia Católica se niega, hasta la fecha, a ordenar hombres casados, pero curiosamente
acepta y fomenta la presencia de sacerdotes casados. Acepta desde hace muchos
siglos, como lo cuento en mi historia de El celibato sacerdotal en la Iglesia
Latina, la existencia en su seno de sacerdotes católicos orientales casados;
aceptó siempre la entrada de pastores protestantes y anglicanos que pedían a
título individual ejercer su ministerio como católicos; y recientemente, hace
un año, la Santa Sede publicó el texto Anglicanorum coetibus que permite
admitir como sacerdotes a presbíteros anglicanos casados.
Esa
última medida puede calificarse de oportunista puesto que está ligada a la
crisis provocada en la Iglesia anglicana por la ordenación sacerdotal de
homosexuales. ¿Roma espera atraer así a unos miles de sacerdotes anglicanos?
Pero estas tres
excepciones a la regla imperativa del celibato sacerdotal en la Iglesia
católica “latina” no significan que Roma esté dispuesta a abandonar una
disciplina vieja de ocho siglos. “Latina” es la mayor parte de la Iglesia
católica, la “occidental” que impera en Europa, América, África; “latina” es la
Iglesia católica en México. A su lado hay varias Iglesias “orientales”,
emparentadas en muchos aspectos con las Iglesias ortodoxas, pero que, en algún
momento de su historia, reconocieron la autoridad del Papa “latino” de Roma.
Cuando negociaban su unión con Roma, lograron conservar sus usos y costumbres,
las más importantes siendo su liturgia, la comunión bajo las dos especies del
pan y del vino, la existencia de un clero casado y la posible ordenación de hombres
casados.
Roma aceptó, pero de
mala gana, como lo prueba el hecho de que no permite que estos sacerdotes
católicos orientales casados ejercen fuera de sus Iglesias orientales. Hasta
mediados del siglo XIX el problema no se presentó, pero con las grandes
migraciones que llevaron a Estados Unidos millones de católicos orientales,
desde Ucrania, Europa Central y el Medio Oriente, todo cambió. De repente, los
católicos “latinos” irlandeses vieron llegar sacerdotes casados y el susto fue
mayúsculo.
Los obispos
americanos reaccionaron violentamente: “La presencia de sacerdotes casados de
rito griego es una amenaza constante a la castidad de nuestro clero célibe, una
fuente de escándalo para los laicos”; pidieron a Roma la liquidación de “estos
males” cuanto antes porque “la pérdida posible de algunos feligreses de rito
griego no es nada en comparación con las bendiciones de una disciplina
uniforme”.
En 1890 Roma ordenó a
todos los sacerdotes orientales casados de volver inmediatamente a sus países
de origen; sólo los célibes pudieron quedarse. El delegado apostólico en Canadá
comentó: “Sería peligroso ver llegar sacerdotes casados, un escándalo para los
católicos, un triunfo para los protestantes, un tema de burla para los impíos.
La Iglesia católica sufriría terriblemente en un país en el cual el celibato
sacerdotal es la gloria y la fuerza del clero y el secreto de sus grandes
hazañas”. Hay poca caridad cristiana en su manera de hablar de “esos tristes
sacerdotes que cargan con toda una familia”.
CELIBATO DE LOS SACERDOTES CATÓLICOS
Hasta la
venida de Cristo ( Mt 19:12), y después San Pablo (1Cor 7:32-35), el único
estado de vida conocido era el matrimonio. Los rabinos (maestros) enseñaban,
que el hombre era solo medio hombre si no se casaba a los 20 años. Pero ya
desde el Antiguo Testamento algunos hombres como Elías y Jeremías prefirieron
ser célibes. En los tiempos de Jesús los rabinos hablaban de la posibilidad de
casarse con la "Torah", esto quería decir dedicarle toda su vida al
estudio de la Palabra.
San Pablo
fué uno que así lo hizo antes y después de su conversión. Jesús es por supuesto LA PALABRA y por lo
tanto infinitamente más digno de la total dedicación que la palabra escrita.
No nos
debe entonces sorprender, que Jesús hablara de que algunos permanecieran
celibes (eunucos), por amor al Reino de los Cielos (Mt 19:12). San Pablo no
solo continuó su celibato desde antes de convertirse en Cristiano, sino que lo
recomendó para aquellos dedicados a servir a Dios en este mundo(1Cor. 7:7,17,
32-35). El se dirigía a una audiencia en general y no la obliga a ello. Pero
observen lo que menciona en el versículo 17 " Fuera de esto, cada uno se
desenvuelva en la condición en que lo puso el Señor, tal como lo encontró el
llamado de Dios. Así lo ordeno yo en todas las Iglesias". Esto coincide
con lo dicho por Jesús, de seguir la vocación dada por Dios, ya sea el celibato
( Mt 19:12) o el matrimonio ( v. 11 ).
Jesús
dijo, que si uno puede aceptar el celibato por el bien del Reino, debe hacerlo,
y San Pablo escribió que ésta era la mejor manera para aquellos dedicados al
Reino. Ambos vivieron esta total dedicación a la voluntad del Padre para la
salvación de las almas. Debido a la mentalidad de la época, era difícil
encontrar entre los paganos y judíos, candidatos con vocación para el sacerdocio,
que no estuvieran casados. Solo con el establecimiento general del
Cristianismo, donde la virginidad y el celibato eran honrados en la vida
adulta, se encontraron candidatos célibes disponibles para las Ordenes
Sagradas.
Decenas
de curas católicos están casados en España
Unos con todas las de la ley canónica
y otros a escondidas, el caso es que, en España, hay decenas de curas católicos
casados que ejercen el ministerio sacerdotal. Los obispos lo saben y hace la
vista gorda. Siempre que no salgan en los medios de comunicación y no se
conviertan en escándalo para los fieles. Otros sacerdotes casados, procedentes
del rito oriental o del anglicanismo, ejercen con todas las de la ley y sin
esconderse.
Los exegetas concuerdan en que los
apóstoles -con la excepción dePablo y Bernabé- fueron todos casados e iban acompañados
de sus esposas en sus viajes misioneros. Jesús no dijo nada sobre el celibato de los
curas.
De hecho, en las primeras comunidades
cristianas hasta los obispos se casaban y sobre sus esposas presenta el Nuevo Testamento una
normativa concreta (1 Timoteo 3, 1 ss; Tito 1, 5 ss). La idea del celibato
eclesiástico no es anterior al Bajo Imperio y,
en cualquier caso, no logró imponerse -con fuertes resistencias- hasta el Medioevo.
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Cura casado |
Se trata, pues, de una norma
disciplinar impuesta en un momento determinado por la Iglesia. Como tal, no
afecta al núcleo de la fe y, por lo tanto, puede ser derogada en cualquier
momento por el Papa. De hecho, en
todas las demás Iglesias cristianas, el celibato, cuando existe, es opcional.
Es decir, los sacerdotes ortodoxos, anglicanos y protestantes pueden casarse o
permanecer célibes. En cambio, en la Iglesia católica, el celibato es
obligatorio, es decir una conditio sine qua non para poder ser cura.
Aunque las cifras oficiales no se
conocen, porque la Iglesia las mantiene en secreto, se calcula que hay en todo
el mundo unos 100.000 sacerdotes que tuvieron que colgar la sotana para poder
casarse. En España, unos 6.000. Ante la invernía vocacional que sigue
sufriendo, sobre todo en Occidente, muchos se preguntan por
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