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Argentina y Venezuela: La fiesta
terminó
Cuando la
crisis del euro estaba en su apogeo, se volvió común para las economías
europeas en apuros insistir en que no eran casos desesperados como Grecia.
Cualesquiera que fueran sus males, declaraban, los de Grecia eran de una clase
totalmente diferente. En Latinoamérica, el indeseable título de caso
desesperado tiene dos contendientes: Argentina y Venezuela.
Ambos han
estado viviendo como reyes durante años, repartiendo despreocupadamente las
utilidades de un irrepetible auge de mercaderías básicas; petróleo en
Venezuela, soya en Argentina.
Ambos han
estado usando una combinación de intervenciones del banco central y controles
administrativos para evitar que caigan sus tipos de cambio sobrevaluados y suba
la inflación. Ambos enfrentan ahora las consecuencias.
La inflación
alta es un problema compartido. La tasa de Argentina, impulsada por las
relajadas políticas fiscal y monetaria, se sitúa extraoficialmente en 28 por
ciento. El tipo de cambio oficial de Argentina está sobrevaluado como
resultado, vendiéndose en 70 por ciento más dólares por peso que el tipo de
cambio “azul” informal a mediados de enero.
Los precios
de Venezuela están subiendo aún más rápidamente. El año pasado, durante una torpe transición política
tras la muerte del presidente Hugo Chávez, el Banco Central intensificó la impresión
de dinero para financiar el gasto público, elevando la inflación a 56.2 por
ciento. Un dólar se vende entre 75 y 80 bolívares en el mercado negro, hasta
siete veces el tipo de cambio oficial.
Ambos países
tienen arsenales menguantes con los cuales defender sus monedas
sobrevaluadas.
VENEZUELA: De un país
‘indignado’ que lucha contra la escasez...
La crisis que golpea
a Venezuela se instaló entre sus habitantes y los
hace sufrir todos los días y a todas horas. Una especie
de periodo especial en
el país con las mayores
reservas de petróleo del planeta, como el sufrido en Cuba
durante la década de los 90 pero en su versión chavista.
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Haciendo cola para comprar harina .... cola kilométrica ... |
La
crisis afecta a todos los ámbitos de la vida. El vía crucis de las embarazadas
comienza durante la gestación: calcio, hierro y ácido fólico faltan en las
farmacias. Tampoco hay antibióticos para luchar contra las infecciones
urinarias. Para los bebés recién nacidos escasean jabones de glicerina, champú,
toallitas húmedas y pañales.
La
situación de la salud rozó el pasado viernes el esperpento, cuando pacientes
del Hospital de Coche irrumpieron en plena avenida a bordo de sus cama. Un
centenar de enfermos esperan operaciones traumatológicas. Un día no hay sutura,
otro falla el agua y ni siquiera tienen calmantes.
La
Organización Panamericana de la Salud ha certificado que Venezuela ocupa el
primer lugar en desabastecimiento de medicinas contra el VIH: faltan hasta 11
antirretrovirales básicos.
También escasean los reactivos para la prueba. Ni
para las transaminasas ni para la bilirrubina o la urea. También la prueba del
dengue, tan temido, escasea. Y para los muertos faltan ataúdes: no se encuentra
latón. También falta el cemento para cerrar las tumbas.
Publicado por Alejandro Mon