La guerra que Japón no podía ganar
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Propaganda de la segunda guerra mundial |
En las primeras horas de la
mañana del 7 de
diciembre de 1941, la división aérea de la Armada Imperial japonesa atacó la base naval
estadounidense de Pearl Harbor en la isla de Oahu (Hawái). Unas
2.400 personas murieron durante el bombardeo, que dejó inutilizados numerosos
barcos, aviones e instalaciones. Sin declaración de guerra, sin ruptura formal
de las relaciones diplomáticas, aquella operación, seguida de otra en las
principales bases de Estados Unidos en Filipinas,
marcó el paso de una guerra europea a otra global, donde sólo unos pocos países
quedaron fuera del conflicto.
La mayoría de los japoneses celebraron el ataque. Poetas y novelistas se apresuraron a alabar aquella “gran hazaña”. El ambiente festivo parecía dejar atrás años de penuria, de escasez de productos básicos, de cupones de racionamiento para obtener arroz, el alimento fundamental de la dieta nacional, que se habían vuelto más duros a medida que se prolongaba la guerra con China iniciada a mediados de 1937.
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Islas Hawaii: Pearl Harbor (Isla Ohau)
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La mayoría de los japoneses celebraron el ataque. Poetas y novelistas se apresuraron a alabar aquella “gran hazaña”. El ambiente festivo parecía dejar atrás años de penuria, de escasez de productos básicos, de cupones de racionamiento para obtener arroz, el alimento fundamental de la dieta nacional, que se habían vuelto más duros a medida que se prolongaba la guerra con China iniciada a mediados de 1937.
Pero no
es el relato de Pearl Harbor, muy conocido en la historiografía de la
II Guerra Mundial, el objeto de la obra de Eri Hotta, sino la historia de
quiénes y qué llevaron a Japón a ese ataque. Como las consecuencias de esa
“funesta decisión” fueron terribles para la población japonesa y de otros
países, la autora traza una fotografía magistral de los principales actores,
los líderes imprudentes que apostaron por una guerra que no podían ganar, y
proporciona también al lector las claves para entender la conversión de Japón,
en las décadas finales del siglo XIX y comienzos del XX, desde un régimen
feudal hasta un Estado-nación moderno, industrial y militarizado, convencido de
que el poder obtenido por las guerras y el expansionismo era el requisito
esencial para sobrevivir al colonialismo occidental.
En los
años treinta, cuando en casi todo el mundo se buscaban soluciones ideológicas
extremas a los problemas socioeconómicos, una parte de la sociedad japonesa “sucumbió a la tentación fácil de culpar de sus
males sociales a potencias extranjeras” (página 42), y la consecución
de antiguos objetivos imperialistas, ya imposibles, se convirtió en el
principal fin de la movilización ultranacionalista. Amparadas por ese
nacionalismo agresivo, las tropas niponas invadieron Manchuria en septiembre de 1931, ocupando todo el noreste del país
en los cinco meses siguientes, y establecieron allí el régimen
títere del Manchukúo. Unos años después, la guerra
abierta con China impulsó un nuevo sistema de reclutamiento militar que …
Japón y la II Guerra Mundial
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Hirohito El día que el general MacArthur perdonó la vida al emperador de Japón |
La derrota de
las potencias democráticas en Europa tuvo consecuencias no sólo en el Viejo
Continente sino también en el otro extremo del mundo, aunque en este caso
fueron mucho más tardías. El más claro antecedente en la situación política
internacional que dio lugar al estallido de la guerra mundial cabe encontrarlo
en la guerra de agresión que Japón llevaba a cabo en China desde el comienzo de los años treinta y, en especial, a
partir de 1937. Tal situación se debía a una peculiar situación de la potencia
agresora que, de acuerdo con su ideología y la mentalidad de la época, sólo
podía encauzarse con una política exterior imperialista. Los dirigentes
políticos de Japón poco tenían que ver con el fascismo pero sí con un orden tradicional que concedía un valor
esencial al factor militar y, además, no tenían inconveniente en instrumentarlo
al margen de cualquier tipo de reparo moral, como ya habían demostrado durante
la guerra contra el Imperio ruso a principios de siglo.
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Roosevelt: Una fecha que pervivirá en la infamia
… "a date which will live in infamy" ...
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El
final de la guerra. La derrota de Japón (1945)
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El USS Missouri (BB-63) es
un acorazado clase Iowa de la Armada
de los Estados Unidos y fue el barco en el que se firmó la rendición del Imperio del Japón que puso fin a la Segunda
Guerra Mundial.
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Enola Gay |
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Desde enero de 1945 las tropas estadounidenses y británicas habían ido reconquistando palmo a palmo las islas del Pacífico e Indochina. La pérdida de Iwo Jima constituyó un grave contratiempo para Japón, pues desde ella los aliados controlaban una amplia área que amenazaba directamente el archipiélago japonés.
Japón era víctima de un férreo bloqueo y de violentos bombardeosestratégicos,
pero resistía enconadamente. El presidente Truman, sucesor
de Roosevelt (fallecido
el 12 de abril de 1945), tras calcular el número de bajas norteamericanas
que costaría la capitulación del Imperio nipón, decidió la utilización de las armas nucleares.
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Douglas MacArthur (26 January 1880 – 5 April 1964) |
El día 6 de agosto de 1945 la
ciudad de Hiroshima fue destruida por un ingenio atómico
que provocó la muerte instantánea de cerca de 100.000 personas, a las que hubo
que sumar las que fallecieron posteriormente, como consecuencia de las heridas
y los efectos de las radiaciones.
El día 8 de agosto la Unión Soviética declaró la guerra a
Japón, incumpliendo de ese modo el pacto de neutralidad
suscrito con Tokio en 1941. Los soviéticos invadieron Manchuria y Corea, ocupando las
islasKuriles y la isla de Sajalín.
El 9 de agosto una segunda bomba nuclear arrasó la ciudad de Nagasaki.
Japón se rindió incondicionalmente el 2 de septiembre de 1945. La firma se realizó en el acorazado Missouri, anclado en la bahía de Tokio.
Habían transcurrido 4 meses desde la rendición del III Reich. …
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Publicado por Alejandro Mon