“For you monkeys”, para mí la Roca
El
juicio de Salomón ha tenido infinitos actos similares en los
que siempre se ha intentado hacer justicia con el máximo rigor. Estos actos,
lógicamente nunca se aproximaban a lo sustentado por la leyenda o la Historia,
o no al menos en lo que ante la partición infanticida, la verdadera madre
prefiere que su hijo no le pertenezca.
El
ministro, hoy en funciones, Sr. Margallo,
actual titular de la cartera de Asuntos
Exteriores del Reino de España y como tal debería haber tenido la prudencia
por bandera, hablar lo imprescindible y necesario pero saber empujar con fuerza
a sus corresponsables diplomáticos en aras del interés general de España. Pero,
¿qué ha conseguido este hombre en los cinco años que lleva la pesada carga de
ministro en el área exterior? En mi opinión nada. Comenzó muy alegre
gritando a su colega británico “¡Eh
Gibraltar español!”, el británico ni contestó. Como si la diplomacia no fuese
una corriente con mucha fuerza pero dirigida por los cauces correspondientes
con prudencia y argumentos jurídicos, basados en las Re-soluciones de los
correspondientes organismos internacionales, elaboradas con mucho trabajo,
puntos y comas incluidas y una vez conseguidas ser tan voluntarioso y no decaer
ni un solo minuto, eso es lo que hacen los principales servicios diplomáticos
de Occidente, no aquí.
·El citado ministro
habla de todo, da igual, azafrán, hierro, madera o política, da igual, de la unidad
de España y de los separatismos, solo por esto merecería ser dependiente de,
digamos una droguería, no ministro y menos de Asuntos Exteriores. Pero este
buen hombre se dedicó después, ante la diáspora de tantos funcionarios de las
17 Co-munidades Autónomas en el orbe mundial, a que fueran integrados en las embajadas,
como si fueran funcionarios diplomáticos, pero afortunadamente para nuestro
servicio exterior esto no cuajó ya que estos preferían la independencia,
libertad y el dinero que conceden las autonomías al ordeno y mando de un
embajador.
Ante tanto éxito se dedicó a hablar hoy de Cataluña, ayer del País
Vasco, otro día va a una tertulia a tertuliar con un independentista, y pasado
mañana, Dios dirá. El azogue que tiene en su interior, no le permite estarse
quieto y sobre todo callado. Ahora, ante el éxito del Brexit, y ante la perspectiva
de que se vuelva a cerrar la verja de Gibraltar, cerrada en Junio de 1969 por
Francisco Franco y abierta al inicio de la presidencia de Felipe González en
1982, como medida graciable tras la Declaración de Lisboa (10 de Abril de 1980) suscrita por los ministros Marcelino Oreja y
Peter Ca-rrington comprometiéndose a
resolver el problema de Gibraltar , ofrece al Reino Unido una “cosoberanía” sobre la Roca,
olvidándose de las diversas Resoluciones de la Asamblea General de Naciones
Unidas (1540 de 1960, 2231 de 1965 y 3070 de 1969) señalando que el Reino de España y el Reino Unido deben
iniciar sin demora …
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Los ingleses han
ampliado cinco veces el territorio de Gibraltar robando terreno a España
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Así nos robaron Gibraltar
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¿Qué han hecho, pues, nuestros inútiles políticos en estos trescientos años?... porque cobrar sí que han cobrado y ... con creces !!! |
Entre
la perfidia británica y la desidia hispánica se han
extendido tres largos siglos de conflicto histórico. Gibraltar es una
prolongada estafa inglesa frente a una pusilánime actitud negociadora española,
ya que nuestros distintos Gobiernos siempre se enfrentaron al litigio con
excesiva caballerosidad y careciendo de medios para resolverlo. Los supuestos gentlemen, por no
tacharles directamente de cínicos, percibiendo debilidad en lo que sólo era –y
sigue siendo– una justa reclamación de los gobernantes españoles, se han
reído de nosotros en todos los ámbitos del derecho internacional mientras
rapiñaban suelo patrio desde los inicios de la disputa.
Para que se me entienda bien: no hay un solo Gibraltar, existen tres, cuatro y
hasta cinco Gibraltares (ver gráficos anejos que explican cómo va aumentando la
usurpación), pues los ingleses han ido expandiendo territorio con muy vil
estilo, saltándose advertencias, normativas y resoluciones de las Naciones
Unidas para anexionarse aguas territoriales imaginarias –mediante su ancestral
política de patente de corso– no contempladas en el tétrico Tratado de Utrecht,
donde España empezó a bajarse los calzones.
¿Qué originó el conflicto?
Hagamos memoria. Durante la guerra de Sucesión dos pretendientes apoyados por
sus respectivas coaliciones de naciones europeas, se disputan el trono de
España como quien rifa una breva.
En
1704, austríacos, ingleses y españoles toman el Peñón a otros españoles que
juraban defenderlo en nombre de otro pretencioso. Años después, tras la marcha
de los aliados vencedores y una vez que los ingleses se hallan a solas, deciden
quedarse en la plaza fuerte, arrían el pendón real de la casa española e izan
su estandarte. Así se instalaron en la Roca –a perpetuidad–, esa fue la tónica,
aprovecharse de nuestras interminables excursiones a Babia y de la falta de
tino en nuestros negociadores.
Finalmente,
en 1713, dado el beneplácito al Tratado de Utrecht, se desboca la humillación.
Y ya van 303 años desde que los hooligans nos
potan encima.
Antes
de seguir, viertan un tazón de aceite en un estanque y habrán obtenido un
efecto expansivo semejante a la ocupación británica en nuestro suelo. Al principio,
el aceite se hunde, luego aflora y a ritmo lento, pero constante, se esparce
sobre la superficie. Repasemos el oleoso proceso paso a paso. Enumeremos los
distintos Gibraltares a medida que, a lo ancho de la Historia, se va dilatando
la infamia.
En primer
lugar, se firma el tratado en cuestión y el territorio cedido al Imperio
Británico quedará delimitado al Peñón (Gráfico 1), junto con el derecho de asiento para comerciar con
esclavos africanos e, incidentalmente, con otras raras mercancías en las Indias
españolas, aunque sin derecho alguno sobre las aguas territoriales (ni sobre el
espacio aéreo, ya que todavía era inexistente la aviación). Tampoco podrían
residir en Gibraltar moros y judíos para evitar desórdenes entre tales razas
con creencias religiosas del todo incompatibles….
Publicado por Alejandro Mon