Brujas es de verdad, aunque es tan bella que a veces
no lo parece
Nadie en su sano juicio podría negar la belleza de Brujas, sin duda alguna una
de las ciudades más hermosas Europa. Pero sí que hay bastante gente, en su sano
juicio y en su derecho, que dicen que la joya de Flandes -esa
región tan relacionada históricamente con España- es
"demasiado de postal", lo que dicho sea de paso me parece uno de los
defectos más tolerables que pueda tener un destino turístico
.
Hay que admitir que Brujas es capaz
de transmitir cierto sentimiento de irrealidad o
de decorado –una sensación tipo, “joder, no puede ser que esto sea tan bonito”,
que es una frase que se nos puede escapar en varios lugares- pero a despecho de
ese momento de incredulidad resulta que Brujas es de verdad, y en ella vive la
gente y no todos son turistas aunque, sí, hay muchos como no podía ser de otra
forma.
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48 horas en Brujas: agenda imprescindible |
Brujas se nos presenta, por así decirlo,
en dos grandes ejes: por un lado las plazas, la Grote
Markt y el Burg, donde está la parte más monumental de la ciudad; y
por otro los canales en los que está la parte más íntima, casi de cuento.
Empezamos por las plazas: entre una y
otra hay un recorrido de unos pocos metros y, de hecho, si llegamos desde la
segunda -tras habernos quedado con la boca abierta con el Ayuntamiento- vamos viendo la primera
incluso antes de entrar, y se nos va abriendo y nos va mostrando su belleza
desde la calle que le da acceso.
Y es que esta gran plaza central no sólo
tiene la belleza de una serie de edificios impactante, sino también la vitalidad de una ciudad vibrante: grupos de
jóvenes viajeros la jalonan aquí y allá, la gente se hace selfis mirando hacia
los cuatro puntos cardinales, los carruajes esperan al turista que ira esa
experiencia especial y los indígenas pasan en bicicleta de acá para allá, sin
dar mucha importancia a lo que tienen y a lo que ocurre a su alrededor. …
Publicado por Alejandro Mon