Confidente
policial, líder minero, evasor… El truco final del 'capo' Villa
“En Asturias manda Villa”. Todo
aquel que viviera o pasara por Asturias en los años ochenta y noventa escuchó
alguna vez esa frase. En cenas familiares o en bares, dicha por izquierdistas o
derechistas, con temor o con respeto,
a gritos o por lo bajini..., no había afirmación que generara más consenso,
como no había quien se atreviera a señalar que el rey Villa… estaba desnudo. En
Asturias mandaba Villa, y punto.
Villa era y es José Ángel Fernández Villa (Langreo, 1943), todopoderoso líder del
sindicato minero asturiano Soma-UGT durante 34 años (1979-2013), diputado
autonómico, senador, miembro de la comisión ejecutiva federal del PSOE
(1979-1993) y estrella habitual de la fiesta minera de Rodiezmo con la que los
socialistas, de Alfonso Guerra a José Luis Rodríguez Zapatero,
solían arrancar el curso político.

Pero los tiempos judiciales son largos, y la espera se ha
convertido en un sainete. Por un
lado, la comisión parlamentaria sobre el caso Villa se cerró en Asturias al más puro estilo italiano,
es decir, en falso, en otra demostración de que la mejor manera de enterrar un
escándalo es montar una comisión parlamentaria.
Por el otro, Villa lleva atrincherado en su domicilio desde
que estalló el escándalo; ni el Parlamento ni los jueces han logrado aún que
declare, en una deriva que ha alcanzado ahora cimas berlanguianas, con Villa y su mujer entrando y saliendo del hospital alegando demencia y
los tribunales enviando médicos a su casa a hacerle exámenes neurológicos
tras sortear las maniobras dilatorias de su defensa. Una guerra médica que podría resolverse la semana
que viene, cuando el Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo decida si puede
o no declarar. ¿Estamos ante la última impostura de Villa o está realmente
enfermonbsp;Parece que un poco de todo.
En medio de esta ceremonia de la confusión, hablamos con las tres personas que siempre sospecharon de Villa. Los que estuvieron clamando en el desierto durante muchos años. Asturias hace ahora leña del árbol caído, pero denunciar los trapicheos de Villa y su entorno fue una profesión de alto riesgo hasta hace poco tiempo.
José Ramón Gómez Fouz (Oviedo, 1952) pasó buena parte de la Transición pegando mamporros... gloriosos: fue dos veces campeón de Europa de boxeo de los pesos superligeros (1975). Tenía dinamita en los puños, y la sigue teniendo en las manos... cuando escribe: en 1999 dejó sonado a José Ángel Fernández Villa con 'Clandestinos', ensayo de investigación sobre la clandestinidad política en Asturias durante el tardofranquismo, donde desvelaba que Villa había sido confidente policial en las minas antes de convertirse en líder sindical.
Un doloroso gancho de izquierda a la mandíbula de Villa seguido de un derechazo directo a la cabeza: el libro también desmontaba el accidente laboral con el que Villa se había retirado prematuramente con una generosísima pensión. “Eran partes falsos. No existió tal accidente”, cuenta Fouz a este periódico. “No es que Villa mandara mucho, es que le temían. Era una especie de 'omertá', los tenía acojonados a todos, a la izquierda y a la derecha. Y lo suyo lo sabían todos, eh, lo sabían todos”, añade.

El rumor sobre los chivatazos policiales de Villa siempre había circulado entre la disidencia asturiana, pero fue Fouz el que lo demostró. “Había algo en su biografía oficial que era muy sospechoso. ¿Cómo es posible que tras ser expulsado de la mina en Hunosa encontrara trabajo en otra empresa estatal como Ensidesa? Muy fácil: le metió allí la Policía”, razona Fouz.
Gómez Fouz, hijo de un subinspector de la Policía Nacional, tenía documentación y fuentes de primera, como Claudio Ramos, jefe de la temida brigada político-social en Asturias, encargado personalmente de reclutar e infiltrar a Villa….
En medio de esta ceremonia de la confusión, hablamos con las tres personas que siempre sospecharon de Villa. Los que estuvieron clamando en el desierto durante muchos años. Asturias hace ahora leña del árbol caído, pero denunciar los trapicheos de Villa y su entorno fue una profesión de alto riesgo hasta hace poco tiempo.
José Ramón Gómez Fouz (Oviedo, 1952) pasó buena parte de la Transición pegando mamporros... gloriosos: fue dos veces campeón de Europa de boxeo de los pesos superligeros (1975). Tenía dinamita en los puños, y la sigue teniendo en las manos... cuando escribe: en 1999 dejó sonado a José Ángel Fernández Villa con 'Clandestinos', ensayo de investigación sobre la clandestinidad política en Asturias durante el tardofranquismo, donde desvelaba que Villa había sido confidente policial en las minas antes de convertirse en líder sindical.
Un doloroso gancho de izquierda a la mandíbula de Villa seguido de un derechazo directo a la cabeza: el libro también desmontaba el accidente laboral con el que Villa se había retirado prematuramente con una generosísima pensión. “Eran partes falsos. No existió tal accidente”, cuenta Fouz a este periódico. “No es que Villa mandara mucho, es que le temían. Era una especie de 'omertá', los tenía acojonados a todos, a la izquierda y a la derecha. Y lo suyo lo sabían todos, eh, lo sabían todos”, añade.

El rumor sobre los chivatazos policiales de Villa siempre había circulado entre la disidencia asturiana, pero fue Fouz el que lo demostró. “Había algo en su biografía oficial que era muy sospechoso. ¿Cómo es posible que tras ser expulsado de la mina en Hunosa encontrara trabajo en otra empresa estatal como Ensidesa? Muy fácil: le metió allí la Policía”, razona Fouz.
Gómez Fouz, hijo de un subinspector de la Policía Nacional, tenía documentación y fuentes de primera, como Claudio Ramos, jefe de la temida brigada político-social en Asturias, encargado personalmente de reclutar e infiltrar a Villa….
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¡Qué vergüenza, Javier! ¡Estás abrazando la corrupción!
ASTURIAS: MINERIA DEL CARBÓN: LA GRAN ESTAFA DE ZAPATERO: VILLA OTRA GRAN ESTAFA A LOS ASTURIANOS
Publicado por Alejandro Mon